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Slow Fashion: revolucionando el mundo de la moda

Slow Fashion

Cada vez oímos hablar más a menudo sobre la Slow Fashion. Pero, ¿tenemos claro qué es? ¿Cuando empezó? Y lo que es más importante, ¿por qué? cuales fueron los motivos que hicieron que fuese necesario un cambio de paradigma en el sector textil y de la moda.

En este artículo te quiero introducir al mundo de la Slow Fashion y enseñar la necesidad del cambio desde la Fast Fashion a la Slow Fashion. ¿Es el Fast Fashion tan malo como dicen?

¡Sigue leyendo y te comento!

¿Qué es la Slow Fashion?

Slow Fasion es un movimiento y un enfoque de la moda que tiene en consideración los procesos y los recursos necesarios para la producción de ropa, especialmente focalizándose en la sostenibilidad. Por lo tanto, la Slow Fashion implica comprar prendas de mejor calidad que durarán durante más tiempo, valora el trato justo hacia todas las personas de la cadena de producción y respeta a los animales y al planeta.

¿A que suena bien? Entonces, ¿por qué todavía tenemos que luchar para que se aseguren los derechos humanos en las fabricas de ropa?

Para entender todo esto vayamos al polo opuesto de la ecuación…

¿Qué es la Fast Fashion?

Su nombre proviene de la conocida “Fast Food”, ya que sigue un modelo de producción y de consumo similar. La Fast Fashion se define por una producción masiva de ropa (que en muchos casos ni se llega a vender y va directa a los vertederos) y por promover el consumo de usar y tirar.

Las marcas de moda sacan nueva temporada cada dos o tres semanas, por lo que las prendas cada vez duran menos tiempo en el armario.

Con el paso del tiempo y las mejoras en la industria, la fast fashion se fue abriendo camino. Cada vez era más fácil y rápido fabricar ropa, lo que abarató sus costes de producción. Desde entonces, cualquiera podía comprarse muchas prendas de vestir, ya no era cuestión de dinero.

La producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014.

Informe de la ONU

En los años 90, muchas fábricas se trasladaron a países en vías de desarrollo. De esta forma, reducían el coste de los salarios de los trabajadores y, por consiguiente, reducían el precio de los productos que vendían.

Con este cambio se defendía que los ciudadanos de los países ricos disfrutarían de ropa más barata y que los ciudadanos de los países pobres tendrían trabajo.

Lo vendieron como un win-win, pero nada más lejos de la realidad.

Actualmente, el consumidor compra por término medio un 60% más de ropa que hace una década. Una pieza se utiliza sólo diez veces antes de ser tirada.

Informe de la ONU

Y el precio por esto lo pagamos todos.

¿Qué consecuencias tiene la Fast Fashion?

La industria de la moda es una de las más beneficiosas actualmente. El valor global de esta industria es de 3.000 billones de dólares. Esto se puede ver como algo positivo para economía ya que muestra buenos ingresos y muchos puestos de trabajo, pero la Fast Fashion tiene un lado muy oscuro, y es que es la segunda industria más contaminante del mundo.

¿Quieres saber el coste real de esa camiseta que tienes en el armario y te has puesto sólo dos veces?

Precariedad laboral

La mayoría de los trabajadores de la industria de la moda están en la cadena de producción y habitan en países en vías de desarrollo. A pesar de que estos trabajadores son empleados de una forma externa, yo creo que las grandes multinacionales de la industria deberían asumir una mayor responsabilidad en cuando a los derechos humanos de estos trabajadores (opinión personal).

Esos trabajadores de los países más pobres tienen trabajos precarios, en edificios en mal estado en los que se puede producir un fuego rápidamente y no hay salidas de emergencia, o que se pueden derrumbar en cualquier momento.

Esto es lo que ocurrió en 2013, el famoso derrumbe del Rana Plaza en el que murieron más de 1.000 personas. Seguro que sabes de lo que te hablo ya que tuvo una gran resonancia mediática.

Muchos de los trabajadores y trabajadoras de esa fábrica se habían quejado de las grietas y el mal estado del edificio, pero sus superiores les obligaron a ir a trabajar igualmente.

Slow-fashion.-Condiciones-laborales-1

El abuso por parte de los superiores a los trabajadores no es algo nuevo y todavía hoy se sigue produciendo en las fábricas. A muchos trabajadores no se les pagan las horas que trabajan y cuando las reclaman pueden acabar malparados.

Estos son sólo algunos ejemplos de lo que pasa en fábricas de Bangladesh, Camboya o Vietnam, entre otros. Si estas condiciones de trabajo infrahumanas no las permitirías en tu país o para tus amigos o familiares, ¿porque si las permites en otras partes del mundo?

El consumo es necesario para el desarrollo humano cuando amplía la capacidad de la gente y mejora su vida, sin menoscabo de la vida de los demás.

Nadine Gordimer, Premio Nobel

Además, por muchas manifestaciones que hagan los trabajadores de las fabricas es difícil que consigan grandes cambios, ya que los gobiernos de estos países tienen miedo de subir el salario mínimo, ya que si lo hacen sus clientes (las grandes multinacionales de moda) buscarán otros países más baratos donde producir y perderían una de sus mayores fuentes de ingresos.

Contaminación

Como he comentado antes, la industria textil es la segunda más contaminante del mundo. Y es que el impacto que tiene la producción de recursos, el tratamiento de las telas, la fabricación de las prendas y los desechos que se generan es aterrador.

La industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

Informe de la ONU

Gran parte de los residuos generados durante el proceso de producción no son gestionados y acaban vertiéndose en los ríos. Por lo que los ríos de los alrededores de las fábricas acaban llenos de tóxicos y químicos perjudiciales para la salud y el medioambiente.

Uno de los materiales que más contamina durante su producción es el cuero.

La demanda de cuero barato ha aumentado considerablemente y ha convertido a Kanpur en la ciudad india que más exporta cuero. Vierten cada día más de 50 millones de litros de aguas residuales tóxicas, con alto contenido de cromo.

Slow Fashion río contaminado

El agua contaminada se filtra en la tierra y en los pozos.Por lo que las poblaciones de los alrededores tienen que consumir alimentos contaminados que afectan gravemente a su salud. No sólo se ven afectadas por enfermedades estomacales, sino también por enfermedades epidérmicas e incluso por entumecimiento de las extremidades.

Pesticidas

Este es un tema del que no se habla mucho pero que es de gran importancia y que tiene una gran repercusión en todas las escalas.

El uso de pesticidas ha incrementado notablemente en las últimas décadas y se ha establecido como si fuese algo normal y necesario 100%. Pero son altamente nocivos para las personas y causan grandes estragos en la tierra en la que se usan.

Los pesticidas empobrecen la tierra y hacen que cada vez sea más necesario el uso de más fertilizantes y pesticidas artificiales. ¿A quién afecta esto? A los agricultores que se tienen que endeudar más y más para conseguir todos los productos que necesitan.

A causa del uso de fertilizantes y pesticidas los cultivos de algodón tradicional generan gases de efecto invernadero, ya que dichos fertilizantes y pesticidas emiten dióxido de nitrógeno.

Sobreproducción y residuos

La Fast Fashion está basada en los principios del capitalismo en el que lo que impera es el beneficio sin tener en cuenta las consecuencias, tanto sociales como ambientales.

En la industria de la moda solía haber 2 temporadas al año, primavera-verano y otoño-invierno. Actualmente, en algunas tiendas llega a haber unas 50 temporadas al año, por lo que encontramos algo nuevo cada dos o tres semanas.

Es innegable que esta manera de producir es insostenible e innecesaria.

Además, se sigue promoviendo el consumo por el consumo, sobretodo en fechas como el “Black Friday” y las rebajas. Durante estas fechas, los precios de muchos productos bajan a niveles ridículos. Los consumidores deberíamos preguntarnos cómo es posible que una prenda tan sólo cueste 5€.

Un 30% de la ropa producida va directamente al vertedero sin haberse ni siquiera vendido. Otro 30% se vende directamente rebajada.

Artículo de Hasmik Matevosyan

El consumidor medio tira aproximadamente 35 kilos de ropa al año. La mayoría de estos residuos no son biodegradables, por lo que pueden llegar a tardar 200 años en descomponerse, sin olvidar que emiten gases nocivos.

Según el informe McKainsey sobre el estado de la moda de 2019, actualmente cada persona compra en promedio 60 centavos de dólar más en ropa que hace 15 años y la desecha en la mitad de tiempo de lo que solía hacerlo entonces.

Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.

Informe de la ONU

No olvidemos el gran consumo de agua que supone este sector. La industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global.

Todo esto lo explica muy bien el documental “The True Cost”, que te recomiendo 100%. Aquí te dejo el trailer por si le quieres echar un vistazo.

Acabamos de ver lo negativo del actual sistema de consumo de moda, pero eso no significa que debamos dejar de consumir ropa. Simplemente, que busquemos sostenibilidad y calidad antes que un buen precio.

La ropa es como nuestra segunda piel y es una forma de expresar quienes somos, así que mejor escoger bien lo que nos define.

¿Cómo empezó el movimiento Slow Fashion?

A raíz de todo lo que he mencionado en el apartado anterior, nació una necesidad de cambio urgente en la manera que tenemos de producir y consumir moda.

Al conocer algunos de los datos de las consecuencias medioambientales y sociales que conlleva la Fast Fashion, muchos consumidores y marcas de ropa rechazaron los principios de la Fast Fashion y se movieron hacia el terreno de la moda sostenible o Slow Fashion.

Poco a poco se han ido introduciendo nuevas formas de producir que reducen el consumo de agua y utilizan menos químicos. Se está innovando para crear ropa fabricada a partir de materiales reciclados como botellas de plástico, por ejemplo. Y se promueve un consumo responsable.

Gema Gómez, fundadora de Slow Fashion Next, es un referente de la moda sostenible en España y explica muy bien la necesidad de cambio en el mundo de la moda. En este vídeo cuenta su historia y como ella descubrió la necesidad de apostar por la moda sostenible.

Valores Slow Fashion

El objetivo de la Slow Fashion es la sostenibilidad y promover un consumo ético y responsable.

Como dijo Naoko Ishii, directora ejecutiva y presidenta del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, “Ante las crecientes amenazas ambientales, existe una necesidad urgente de cambiar radicalmente nuestros sistemas de consumo y producción. En este sentido, una industria de la moda más sostenible tiene un papel fundamental que desempeñar”.

Aquí te dejo algunas de las características de la Slow Fashion o moda sostenible.

Materiales orgánicos

Uso de materias primas orgánicas o reduciendo al máximo el uso de químicos en cualquier fase producción. De esta manera se consigue una prenda final más limpia, suave y saludable para piel.

Sobretodo es muy importante para la ropa de bebé, ya que vestirles con algodón orgánico, por ejemplo, reducirá la posibilidad de que desarrollen alergias o eccemas.

También se utilizan procesos más sostenibles en los que se busca reducir el consumo de agua. Tiñen las prendas con tintes orgánicos y no nocivos, a la vez que se sigue investigando en nuevas formas de desarrollo y tratamiento de fibras que reduzcan el impacto sobre el medio ambiente.

Muchas de las prendas que se elaboran a partir de materias orgánicas son biodegradables, por lo que pueden llegar a generar cero residuos.

Condiciones laborales

Las empresas de moda sostenible aseguran un salario digno para todos sus trabajadores y sólo contratan a fabricas que hayan pasado todos los estándares de calidad y seguridad.

Hay otras empresas sostenibles que optan por la elaboración de sus productos en países desarrollados de Europa, por ejemplo, en el que las condiciones laborales dignas y los derechos humanos están asegurados.

Para mi, este es uno de los principales motivos para consumir moda sostenible. Ya que no puedo abrir el armario y pensar en todo lo que han sufrido otras personas para que yo pueda disfrutar de esa ropa.

Producción limitada

Como he comentado antes, la sobreproducción es uno de los grandes problemas de la moda rápida y de los menos comentados. La moda sostenible apuesta por una producción regulada, con ediciones limitadas y muchas veces según pedido y a medida.

De esta forma, evitamos generar prendas de más que acabarán en vertederos de países en desarrollo contaminando tierra y aire.

Usamos sólo los recursos necesarios y se evita al máximo cualquier tipo de desperdicio. A la vez, se intenta reutilizar y reciclar materiales para alargar la vida útil de cualquier prenda.

Conclusión

La industria de la moda está destrozando el planeta, la buena noticia es que está en nuestras manos cambiarlo, ya que es una industria que depende altamente de los consumidores.

“Comienza el consumidor, modificando sus hábitos de consumo, y, si se mantiene suficientemente firme presionará a las empresas”, afirma Neus Soler, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, en un artículo para el Economista

Estudios recientes muestran que las nuevas generaciones son las más concienciadas con el medioambiente, por lo que podemos ser optimistas y decir que un futuro mejor es posible y que el cambio ya está en marcha.

El poder hoy en día, mucho más que en votar, está en los modelos de negocio que apoyamos con nuestra compra. Eso es lo que realmente cambia las cosas.

Gema Gómez. Fundadora de Slow Fashion Next

Y tú, ¿ya te has pasado al bando de la Slow Fashion?