8 Razones para apostar por lo artesanal

artesanal portada

Siempre os estamos diciendo que compréis productos hechos a mano. Hoy, en este artículo os queremos contar porque es importante apoyar y apostar por lo artesanal.

Y es que ser más consciente a la hora de consumir tiene muchos beneficios, no sólo para lo que te rodea, sino también para ti. Comprando artesanías online o en tiendas físicas ayudas a los artesanos y a sus familias a seguir adelante. También colaboras en mantener oficios y culturas vivas, costumbres que se habrían perdido con la industrialización. Y no olvides que la mayoría de productos artesanales son más naturales que los que no, por lo que son más amigables contigo y con tu piel.

¿Quieres saber nuestras razones para comprar artesanal? Te lo cuento aquí abajo.

1. Lo artesanal es más ecológico

Los productos hechos de forma artesanal tienen un menor impacto en el medioambiente. Al ser producidos a pequeña escala no requieren un gran consumo de energía ni de agua, a diferencia de la producción en fábrica que requiere grandes cantidades de materia prima y recursos energéticos.

Además, muchos artesanos optan por materias primas naturales, orgánicas y/o recicladas. Gracias a eso, no sólo el impacto es menor, sino que ayudan en cierto modo a revertirlo utilizando desechos como materia prima. Cosa que en las grandes producciones es muy difícil que pase.

2. Conoces al artesano

Comprar artesanías te da la oportunidad de conocer a la persona que hay detrás de cada pieza. Puedes conocer la historia de cada producto y de cada artesano. Incluso en algunas tiendas tienen también el taller, en el que te puedes quedar embobada mirando el proceso de creación.

Otro punto bueno de poder contactar directamente con quien va a realizar el producto es que está la opción de comprar bajo demanda, de esta manera puedes personalizar lo que quieras y obtendrás una artesanía totalmente única y hecha especialmente para ti.

Además, todas las artesanas con las que hemos tenido el placer de hablar nos han contado que una de sus partes favoritas es hablar con el cliente y hacer modificaciones al producto para cumplir sus expectativas.

3. Lo artesanal es único

Los artesanos suelen producir pocas cantidades de un mismo producto, ya que le dedican mucho mimo a cada creación y les gusta experimentar con diferentes diseños.

Por otra parte, muchas veces es complicado hacer una réplica exacta de un producto hecho a mano. Algo muy característico de los productos hechos a mano es que suelen tener pequeñas diferencias unos de otros, dándole una autenticidad a cada pieza que es imposible encontrar en otro sitio.

Por lo que comprando algo artesanal te llevas algo original y difícil de repetir. Te costará encontrar a alguien con lo mismo que tú.

4. Ayudas a mantener la economía local

Cuando apoyas lo artesanal también contribuyes a mantener activa la economía local, la economía de barrio y sus comercios. Hay que verlo como una cadena de favores, en la que si le compras al artesano joyero, luego él le podrá comprar a la artesana alfarera, y así sucesivamente.

Es un sistema en el que todos ganan. El consumidor recibe un producto de gran calidad y el artesano consigue nuevos ingresos que le ayudan a seguir con su negocio.

Esto es algo que en tiempos de covid ha salido a relucir. Incluso en grandes redes sociales como Instagram han favorecido a este propósito habilitando un sticker para apoyar a negocios locales. A pesar de que muchos comercios locales hayan tenido que cerrar debido a esta crisis, muchos otros siguen abiertos gracias al apoyo de sus vecinos y vecinas.

5. Lo artesanal es sinónimo de calidad

Los artesanos siempre seleccionan materiales de alta calidad. Esto se traduce en productos con buenos acabados, que lucen bien, duran más y aportan valor.

La calidad se puede apreciar no tan solo en los materiales, sino también en todas las partes del proceso y en la técnica que emplean. Acurada y perfeccionada con el tiempo.

Además, a cada pieza le dedican el tiempo que necesite. Crean sin prisa, con mimo y no paran hasta que consiguen el resultado esperado. Por lo que podemos estar tranquilos, si ponen una pieza a la venta, será porque está perfecta.

El artesano es la cara visible de sus productos, por lo que siempre pondrá su máximo empeño en queden perfectos y no parará hasta conseguirlo.

6. La artesanía es otra expresión de la cultura

Otra forma de mantener la cultura viva es a través de la artesanía. La artesanía es un patrimonio cultural y mantiene viva la identidad de muchos pueblos. Y es que todas las culturas utilizan lo artesanal, de una forma u otra, para transmitir su cultura, su historia y su forma de vida.

Al viajar es un buen momento para apoyar la artesanía y los productos hechos a mano. En lugar de ir a la típica tienda de souvenirs en la que puedes encontrar el mismo imán cien veces, trata de buscar un taller o un pequeño comercio en el que se dediquen a crear cosas típicas del lugar. Seguro que encuentras más de un sitio. Te llevarás un recuerdo especial y auténtico del lugar.

7. Si es artesanal genera menos residuos

Lo bueno de la técnica artesanal es que no pueden fabricar en grandes cantidades, a gran escala. Fabrican simplemente lo que necesitan y muy pocos ejemplares de un mismo producto. Por lo tanto, es muy difícil que tengan excedente. Es más, suelen repetir diseño sólo cuando el producto es bien recibido por el público.

Además, muchos artesanos reciclan el material sobrante del proceso de creación y lo reutilizan para otras piezas. Por lo que el desperdicio también es muy bajo. A penas generan residuos. Una gran diferencia con las grandes corporaciones que fabrican en masa, y que incluso algunas de ellas llevan al vertedero algunos de sus productos sin que pasen por tienda si quiera.

Nos gustan los artesanos comprometidos con el medioambiente que lo muestran incluso con el empaquetaje de sus piezas. Suelen evitar el plástico y optar por otros materiales más sostenibles y reciclables.

8. Lo artesanal es mejor para ti

La mayoría de procesos de producción de productos artesanales siguen los pasos que marca la tradición. Esto significa que se siguen creando como antaño y que al hacerse según una técnica tan antigua suelen emplear solo materiales naturales y productos libres de tóxicos.

Lo artesanal, al ser más natural es mejor para tu salud que otros productos que han sido tratados con químicos. Siempre tu piel agradecerá más una camiseta de algodón orgánico que una de licra.

Ya sea en un mercadillo artesanal que te has encontrado paseando, o a través de internet, siempre que compres productos hechos a mano estarás apoyando una gran comunidad de artesanos. Aunque tan solo sean unos pendientes o un cenicero hechos a mano, colaboras a mantener tradiciones y oficios vivos, que de no ser por ti se irían extinguiendo poco a poco.

Mantener estos oficios y tradiciones vivas está en manos de todos. A través de nuestras decisiones como consumidor tenemos el poder de influir en el mercado.

Ahora te toca a ti, cuéntame, ¿cuál es tu razón para apostar por lo artesanal?

Sostenibilidad, vivir sin comprometer el futuro

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Hoy en día ya nos hemos acostumbrado a la palabra sostenibilidad. La solemos relacionar con el medioambiente y el desarrollo económico. Y es que cada vez es más necesaria y más urgentemente.

Cada vez lo escuchamos más pero, ¿qué es la sostenibilidad? ¿de qué trata realmente y como podemos asegurarla?

¿Qué es la sostenibilidad?

Según este artículo de Intermon Oxfam si buscamos la definición de sostenibilidad, “La sostenibilidad se refiere a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social.”

La sostenibilidad está muy ligada al medioambiente y desde hace años se intenta apostar por un desarrollo sostenible, en el que se tenga en cuenta tanto al crecimiento económico como el respeto por la naturaleza y sus recursos.

¿Cómo saber si un producto es sostenible?

Para considerar un producto como sostenible debemos hacernos varias preguntas como por ejemplo los materiales con los que está hecho, el empaquetado del producto, cuánto tiempo nos durará, cuánto lo vamos a usar, si la producción ha sido respetuosa con los trabajadores y el medioambiente, etc.

Materiales sostenibles y/o biodegradables como el lino, el bambú o el algodón orgánico. Productos elaborados a partir de materiales reciclados como botellas de plástico, son ejemplos de materiales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

La elaboración del producto también debe ser sostenible y ética. No nos sirve que un producto se haga con materias primas sostenibles si las condiciones de los trabajadores que la elaboran no son buenas.

El proceso de fabricación también debe ser respetuoso con el medioambiente. Debemos apostar por procesos que reduzcan el uso de agua y los residuos generados. Para que un producto sea sostenible la huella ecológica debe ser mínima.

Cada vez hay más indicadores oficiales que nos indican que un producto tiene un impacto más reducido sobre el medio ambiente, así nos lo explica este artículo de la Fundación Vivo Sano. Indicadores como la etiqueta energética de electrodomésticos, calderas y vehículos, la etiqueta de agricultura ecológica, la de indicación geográfica protegida, la de gestión forestal sostenible (FSC, PEFC), la de gestión ambiental (por ejemplo, la ISO:14000), la de instituciones acreditadas (como el MSC para la pesca sostenible) y un largo etcétera.

Camino hacia la sostenibilidad

Siendo positivos, la conciencia ecológica ha incrementado entre la población en general. Además, movimientos activistas por el cambio climático como Extinction Rebellion, o activistas como Greta Thunberg, han puesto la voz de alarma a nivel global y político.

Gracias a este movimiento, algunos gobiernos ya han empezado a tomar medidas para reducir las emisiones de dióxido de carbono y la producción de plástico. Por lo que ya podemos ver cambios en la legislación de algunos países y ciudades. Como la restricción de coches en el centro de las ciudades y el veto a los plásticos de un solo uso entre otras cosas.

Fuentes de energía sostenible

Energías renovables como la eólica o la solar, son alternativas que tienen un impacto ecológico menor frente a aquellas que requieren materia prima perecedera. Las energías renovables son aquellas que utilizan recursos naturales capaces de renovarse ilimitadamente. El sol, el viento, el mar o la biomasa vegetal o animal son ejemplos de fuentes de energía sostenible.

Otro punto a favor de las energías renovables es que no sólo utilizan recursos ilimitados, sino que además no generan contaminantes.

A gran escala, desde un punto de vista de comunidad o país, las energías renovables son la alternativa necesaria para ir de la mano hacia la sostenibilidad medioambiental y hacia la independencia energética.

Reciclaje y economía circular

El reciclaje es una necesidad de la sociedad para poder gestionar los residuos que generamos. Y aunque suene moderno, hay estudios que indican que ya en la antigua Grecia se reciclaba y se gestionaban los desechos de forma especial.

Hoy en día, el reciclaje, junto a las otras dos erres (Reusar y Reducir), se ha convertido en algo imprescindible para nuestra supervivencia en este planeta.

El reciclaje tomó más importancia en 1970, cuando se celebró el primer Día Mundial de la Tierra. Desde entonces, el efecto negativo que causan los residuos en el planeta ha sido un tema popular en cumbres y encuentros internacionales, ya que se necesitan soluciones rápido.

Lo ideal sería crear una economía “Zero Waste” donde no se generan residuos. Aunque es una idea que todavía está muy lejos de la realidad, ya hay emprendedores que han buscado otras soluciones para ayudar a resolver este problema que es de todos:

The Ocean Cleanup, una organización sin ánimo de lucro ha creado varias soluciones para limpiar los océanos.

Waterhaull o 4Ocean son empresas que fabrican sus productos a partir de plástico reciclado.

Otras empresas como Avani han creado bolsas y otros contenedores da partir de yuca que son 100% comestibles por animales. Por lo que si no se gestionasen correctamente tampoco serían una amenaza para nuestro medio ambiente.

La importancia de la educación

La educación es un pilar básico del desarrollo sostenible. Se debe educar al conjunto de la sociedad y enseñar una conciencia medioambiental común para poder avanzar hacia la sostenibilidad ambiental.

Actualmente ya se educa en las escuelas sobre el cambio climático y como combatirlo. Cada vez estamos más informados y somos más conscientes del poder de consumo que tenemos y como ejercer un consumo responsable.

Aún así, la información sobre los niveles de contaminación y la cantidad de plásticos y otros residuos que generamos no está a la orden del día. La sociedad estaría mucho más alarmada y concienciada si en los medios de comunicación también se tratasen estos temas regularmente y con la importancia que merecen.

Empresas y sostenibilidad

El número de empresas comprometidas con la sostenibilidad y su desarrollo ha crecido exponencialmente en los últimos años. Además, como he mencionado antes, se han creado nuevas empresas dedicadas directamente al reciclaje y a la investigación de nuevos procesos y materiales amistosos con el medioambiente, como el bioplástico o material comportable.

Presente sostenible, futuro posible

Podemos ver con positividad todos estos cambios e iniciativas que se están llevando a cabo, y a la vez debemos ser conscientes de la gravedad del asunto y ser capaces de comprometernos al 100%.

Actuar está en nuestras manos, ¿permitiremos que las generaciones venideras sufran las consecuencias?

Artesanía. ¿Por qué es importante que sea auténtico y original?

artesanía

No podía faltar, como otro de nuestros valores, la originalidad. Que un producto sea auténtico y original es muy valioso para nosotras. Uno de los motivos por los que creamos Mejor Hecho a Mano es porque nos gustan las cosas únicas y con historia detrás. Y eso, la artesanía nos lo da.

Siempre miramos más allá que un simple objeto, buscamos al artesano/a que hay detrás. Queremos saber quién lo hizo, cómo y porqué.

Artesanía y originalidad casi siempre van de la mano.

¿Cuando perdimos el gusto por la artesanía?

Actualmente hay miles de opciones para un mismo producto, y de cada opción hay miles de copias, lo que hace que ese objeto en sí pierda algo de valor ya que es fácil de reemplazar o incluso comprar otro igual.

imitación

Al final, muchas veces, lo que nos hace decidir es el precio.

Con la llegada de la fabricación en masa y el abaratamiento de los costes de producción a gran escala, los productos artesanales quedaron en un segundo plano. Eran más costosos y para muchos quedaron anticuados.

Pero desde hace unos pocos años atrás, la artesanía ha vuelto a ganar posiciones en la sociedad moderna. Aunque lo ha hecho de forma distinta.

Antiguamente se compraba artesanía por su funcionalidad. Actualmente, los productos hechos a mano deben aportar un valor añadido que los diferencie de los productos hechos en serie.

Original: que no es copia ni imitación de otros, sino fruto de la creación espontánea y se distingue por su novedad.

Con los productos hechos a mano rompemos este esquema ya que cada pieza es única. Eso es lo queremos, que no haya otra igual.

Eso lo conseguimos en los objetos que son hechos de forma artesanal, a mano y con cariño.

Autenticidad asegurada

artesana original

Cada vez hay más artesanos que persiguen la innovación constantemente para ofrecer productos únicos, originales e irrepetibles. Pero eso ya no es suficiente, los consumidores también quieren asegurarse de que el producto que van a adquirir es realmente autentico, original y hecho a mano.

Aquí entran en juego varias asociaciones y federaciones de artesanos que son las encargadas de otorgar el sello de autenticidad y calidad a los artesanos para que puedan diferenciar sus productos de meras copias.

En España, cada comunidad autónoma se encarga independientemente de otorgar estos sellos de calidad artesanal. Si eres artesano y estás interesado en conseguir el tuyo, aquí podrás encontrar la asociación encargada de otorgar el sello de calidad artesana para cada comunidad.

Ventajas de comprar artesanía

Siempre le encontramos ventajas a apostar por la artesanía y los productos hechos a mano. No sólo sabemos que estamos adquiriendo un producto único, sino también nos ponemos en contacto y conocemos a las personas que lo crean.

Crear vínculos con el artesano

Cuando quieres adquirir un producto de artesanía normalmente te pones en contacto directamente con el o la artesana. Suelen trabajar solos o son empresas muy pequeñas, por lo que el trato es directo y cercano.

Gracias a esta cercanía y a la comunicación directa, el artesano puede entender mejor lo que estás buscando y ofrecerte un producto final que encaje perfectamente contigo, y que sea único y personalizado para ti.

Promover el comercio justo

Sobretodo con productos internacionales, al comprar artesanías y productos hechos a mano favoreces a la economía de muchos artesanos y sus familias.

En un mundo globalizado como en el que vivimos ahora, ya podemos conseguir productos artesanales de todo el globo. Por lo que podemos ayudar a miles de familias y acercarnos a diferentes culturas.

Muchos de estos productos se pueden adquirir en tiendas de ONG’s o en asociaciones de artesanas.

Es respetuoso con el medioambiente

Cuidar del medioambiente es responsabilidad de todos. Una manera fácil de contribuir es a través de nuestros hábitos de consumos.

Los procesos de producción artesanal son mucho más respetuosos con el medioambiente, utilizan materiales sostenibles y la mayoría de artesanos reciclan los desechos de sus creaciones.

Siempre he defendido que el consumidor tiene el poder con la decisión de compra que haga. Favoreciendo a uno u otro estilo de comercio y producción.

Usa tu poder para favorecer al comercio artesanal.

Recuperar el valor de la artesanía

El producto artesanal es de gran calidad y aporta valor por todos lados.

El valor de saber quién lo ha creado con sus propias manos.

El valor de saber que no hay otro igual.

El valor de saber que cada pieza es única y especial.

Slow Fashion: revolucionando el mundo de la moda

Slow Fashion

Cada vez oímos hablar más a menudo sobre la Slow Fashion. Pero, ¿tenemos claro qué es? ¿Cuando empezó? Y lo que es más importante, ¿por qué? cuales fueron los motivos que hicieron que fuese necesario un cambio de paradigma en el sector textil y de la moda.

En este artículo te quiero introducir al mundo de la Slow Fashion y enseñar la necesidad del cambio desde la Fast Fashion a la Slow Fashion. ¿Es el Fast Fashion tan malo como dicen?

¡Sigue leyendo y te comento!

¿Qué es la Slow Fashion?

Slow Fasion es un movimiento y un enfoque de la moda que tiene en consideración los procesos y los recursos necesarios para la producción de ropa, especialmente focalizándose en la sostenibilidad. Por lo tanto, la Slow Fashion implica comprar prendas de mejor calidad que durarán durante más tiempo, valora el trato justo hacia todas las personas de la cadena de producción y respeta a los animales y al planeta.

¿A que suena bien? Entonces, ¿por qué todavía tenemos que luchar para que se aseguren los derechos humanos en las fabricas de ropa?

Para entender todo esto vayamos al polo opuesto de la ecuación…

¿Qué es la Fast Fashion?

Su nombre proviene de la conocida “Fast Food”, ya que sigue un modelo de producción y de consumo similar. La Fast Fashion se define por una producción masiva de ropa (que en muchos casos ni se llega a vender y va directa a los vertederos) y por promover el consumo de usar y tirar.

Las marcas de moda sacan nueva temporada cada dos o tres semanas, por lo que las prendas cada vez duran menos tiempo en el armario.

Con el paso del tiempo y las mejoras en la industria, la fast fashion se fue abriendo camino. Cada vez era más fácil y rápido fabricar ropa, lo que abarató sus costes de producción. Desde entonces, cualquiera podía comprarse muchas prendas de vestir, ya no era cuestión de dinero.

La producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014.

Informe de la ONU

En los años 90, muchas fábricas se trasladaron a países en vías de desarrollo. De esta forma, reducían el coste de los salarios de los trabajadores y, por consiguiente, reducían el precio de los productos que vendían.

Con este cambio se defendía que los ciudadanos de los países ricos disfrutarían de ropa más barata y que los ciudadanos de los países pobres tendrían trabajo.

Lo vendieron como un win-win, pero nada más lejos de la realidad.

Actualmente, el consumidor compra por término medio un 60% más de ropa que hace una década. Una pieza se utiliza sólo diez veces antes de ser tirada.

Informe de la ONU

Y el precio por esto lo pagamos todos.

¿Qué consecuencias tiene la Fast Fashion?

La industria de la moda es una de las más beneficiosas actualmente. El valor global de esta industria es de 3.000 billones de dólares. Esto se puede ver como algo positivo para economía ya que muestra buenos ingresos y muchos puestos de trabajo, pero la Fast Fashion tiene un lado muy oscuro, y es que es la segunda industria más contaminante del mundo.

¿Quieres saber el coste real de esa camiseta que tienes en el armario y te has puesto sólo dos veces?

Precariedad laboral

La mayoría de los trabajadores de la industria de la moda están en la cadena de producción y habitan en países en vías de desarrollo. A pesar de que estos trabajadores son empleados de una forma externa, yo creo que las grandes multinacionales de la industria deberían asumir una mayor responsabilidad en cuando a los derechos humanos de estos trabajadores (opinión personal).

Esos trabajadores de los países más pobres tienen trabajos precarios, en edificios en mal estado en los que se puede producir un fuego rápidamente y no hay salidas de emergencia, o que se pueden derrumbar en cualquier momento.

Esto es lo que ocurrió en 2013, el famoso derrumbe del Rana Plaza en el que murieron más de 1.000 personas. Seguro que sabes de lo que te hablo ya que tuvo una gran resonancia mediática.

Muchos de los trabajadores y trabajadoras de esa fábrica se habían quejado de las grietas y el mal estado del edificio, pero sus superiores les obligaron a ir a trabajar igualmente.

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El abuso por parte de los superiores a los trabajadores no es algo nuevo y todavía hoy se sigue produciendo en las fábricas. A muchos trabajadores no se les pagan las horas que trabajan y cuando las reclaman pueden acabar malparados.

Estos son sólo algunos ejemplos de lo que pasa en fábricas de Bangladesh, Camboya o Vietnam, entre otros. Si estas condiciones de trabajo infrahumanas no las permitirías en tu país o para tus amigos o familiares, ¿porque si las permites en otras partes del mundo?

El consumo es necesario para el desarrollo humano cuando amplía la capacidad de la gente y mejora su vida, sin menoscabo de la vida de los demás.

Nadine Gordimer, Premio Nobel

Además, por muchas manifestaciones que hagan los trabajadores de las fabricas es difícil que consigan grandes cambios, ya que los gobiernos de estos países tienen miedo de subir el salario mínimo, ya que si lo hacen sus clientes (las grandes multinacionales de moda) buscarán otros países más baratos donde producir y perderían una de sus mayores fuentes de ingresos.

Contaminación

Como he comentado antes, la industria textil es la segunda más contaminante del mundo. Y es que el impacto que tiene la producción de recursos, el tratamiento de las telas, la fabricación de las prendas y los desechos que se generan es aterrador.

La industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

Informe de la ONU

Gran parte de los residuos generados durante el proceso de producción no son gestionados y acaban vertiéndose en los ríos. Por lo que los ríos de los alrededores de las fábricas acaban llenos de tóxicos y químicos perjudiciales para la salud y el medioambiente.

Uno de los materiales que más contamina durante su producción es el cuero.

La demanda de cuero barato ha aumentado considerablemente y ha convertido a Kanpur en la ciudad india que más exporta cuero. Vierten cada día más de 50 millones de litros de aguas residuales tóxicas, con alto contenido de cromo.

Slow Fashion río contaminado

El agua contaminada se filtra en la tierra y en los pozos.Por lo que las poblaciones de los alrededores tienen que consumir alimentos contaminados que afectan gravemente a su salud. No sólo se ven afectadas por enfermedades estomacales, sino también por enfermedades epidérmicas e incluso por entumecimiento de las extremidades.

Pesticidas

Este es un tema del que no se habla mucho pero que es de gran importancia y que tiene una gran repercusión en todas las escalas.

El uso de pesticidas ha incrementado notablemente en las últimas décadas y se ha establecido como si fuese algo normal y necesario 100%. Pero son altamente nocivos para las personas y causan grandes estragos en la tierra en la que se usan.

Los pesticidas empobrecen la tierra y hacen que cada vez sea más necesario el uso de más fertilizantes y pesticidas artificiales. ¿A quién afecta esto? A los agricultores que se tienen que endeudar más y más para conseguir todos los productos que necesitan.

A causa del uso de fertilizantes y pesticidas los cultivos de algodón tradicional generan gases de efecto invernadero, ya que dichos fertilizantes y pesticidas emiten dióxido de nitrógeno.

Sobreproducción y residuos

La Fast Fashion está basada en los principios del capitalismo en el que lo que impera es el beneficio sin tener en cuenta las consecuencias, tanto sociales como ambientales.

En la industria de la moda solía haber 2 temporadas al año, primavera-verano y otoño-invierno. Actualmente, en algunas tiendas llega a haber unas 50 temporadas al año, por lo que encontramos algo nuevo cada dos o tres semanas.

Es innegable que esta manera de producir es insostenible e innecesaria.

Además, se sigue promoviendo el consumo por el consumo, sobretodo en fechas como el “Black Friday” y las rebajas. Durante estas fechas, los precios de muchos productos bajan a niveles ridículos. Los consumidores deberíamos preguntarnos cómo es posible que una prenda tan sólo cueste 5€.

Un 30% de la ropa producida va directamente al vertedero sin haberse ni siquiera vendido. Otro 30% se vende directamente rebajada.

Artículo de Hasmik Matevosyan

El consumidor medio tira aproximadamente 35 kilos de ropa al año. La mayoría de estos residuos no son biodegradables, por lo que pueden llegar a tardar 200 años en descomponerse, sin olvidar que emiten gases nocivos.

Según el informe McKainsey sobre el estado de la moda de 2019, actualmente cada persona compra en promedio 60 centavos de dólar más en ropa que hace 15 años y la desecha en la mitad de tiempo de lo que solía hacerlo entonces.

Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.

Informe de la ONU

No olvidemos el gran consumo de agua que supone este sector. La industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global.

Todo esto lo explica muy bien el documental “The True Cost”, que te recomiendo 100%. Aquí te dejo el trailer por si le quieres echar un vistazo.

Acabamos de ver lo negativo del actual sistema de consumo de moda, pero eso no significa que debamos dejar de consumir ropa. Simplemente, que busquemos sostenibilidad y calidad antes que un buen precio.

La ropa es como nuestra segunda piel y es una forma de expresar quienes somos, así que mejor escoger bien lo que nos define.

¿Cómo empezó el movimiento Slow Fashion?

A raíz de todo lo que he mencionado en el apartado anterior, nació una necesidad de cambio urgente en la manera que tenemos de producir y consumir moda.

Al conocer algunos de los datos de las consecuencias medioambientales y sociales que conlleva la Fast Fashion, muchos consumidores y marcas de ropa rechazaron los principios de la Fast Fashion y se movieron hacia el terreno de la moda sostenible o Slow Fashion.

Poco a poco se han ido introduciendo nuevas formas de producir que reducen el consumo de agua y utilizan menos químicos. Se está innovando para crear ropa fabricada a partir de materiales reciclados como botellas de plástico, por ejemplo. Y se promueve un consumo responsable.

Gema Gómez, fundadora de Slow Fashion Next, es un referente de la moda sostenible en España y explica muy bien la necesidad de cambio en el mundo de la moda. En este vídeo cuenta su historia y como ella descubrió la necesidad de apostar por la moda sostenible.

Valores Slow Fashion

El objetivo de la Slow Fashion es la sostenibilidad y promover un consumo ético y responsable.

Como dijo Naoko Ishii, directora ejecutiva y presidenta del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, “Ante las crecientes amenazas ambientales, existe una necesidad urgente de cambiar radicalmente nuestros sistemas de consumo y producción. En este sentido, una industria de la moda más sostenible tiene un papel fundamental que desempeñar”.

Aquí te dejo algunas de las características de la Slow Fashion o moda sostenible.

Materiales orgánicos

Uso de materias primas orgánicas o reduciendo al máximo el uso de químicos en cualquier fase producción. De esta manera se consigue una prenda final más limpia, suave y saludable para piel.

Sobretodo es muy importante para la ropa de bebé, ya que vestirles con algodón orgánico, por ejemplo, reducirá la posibilidad de que desarrollen alergias o eccemas.

También se utilizan procesos más sostenibles en los que se busca reducir el consumo de agua. Tiñen las prendas con tintes orgánicos y no nocivos, a la vez que se sigue investigando en nuevas formas de desarrollo y tratamiento de fibras que reduzcan el impacto sobre el medio ambiente.

Muchas de las prendas que se elaboran a partir de materias orgánicas son biodegradables, por lo que pueden llegar a generar cero residuos.

Condiciones laborales

Las empresas de moda sostenible aseguran un salario digno para todos sus trabajadores y sólo contratan a fabricas que hayan pasado todos los estándares de calidad y seguridad.

Hay otras empresas sostenibles que optan por la elaboración de sus productos en países desarrollados de Europa, por ejemplo, en el que las condiciones laborales dignas y los derechos humanos están asegurados.

Para mi, este es uno de los principales motivos para consumir moda sostenible. Ya que no puedo abrir el armario y pensar en todo lo que han sufrido otras personas para que yo pueda disfrutar de esa ropa.

Producción limitada

Como he comentado antes, la sobreproducción es uno de los grandes problemas de la moda rápida y de los menos comentados. La moda sostenible apuesta por una producción regulada, con ediciones limitadas y muchas veces según pedido y a medida.

De esta forma, evitamos generar prendas de más que acabarán en vertederos de países en desarrollo contaminando tierra y aire.

Usamos sólo los recursos necesarios y se evita al máximo cualquier tipo de desperdicio. A la vez, se intenta reutilizar y reciclar materiales para alargar la vida útil de cualquier prenda.

Conclusión

La industria de la moda está destrozando el planeta, la buena noticia es que está en nuestras manos cambiarlo, ya que es una industria que depende altamente de los consumidores.

“Comienza el consumidor, modificando sus hábitos de consumo, y, si se mantiene suficientemente firme presionará a las empresas”, afirma Neus Soler, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, en un artículo para el Economista

Estudios recientes muestran que las nuevas generaciones son las más concienciadas con el medioambiente, por lo que podemos ser optimistas y decir que un futuro mejor es posible y que el cambio ya está en marcha.

El poder hoy en día, mucho más que en votar, está en los modelos de negocio que apoyamos con nuestra compra. Eso es lo que realmente cambia las cosas.

Gema Gómez. Fundadora de Slow Fashion Next

Y tú, ¿ya te has pasado al bando de la Slow Fashion?

Consumo responsable: el único camino hacia el futuro

¿Te preocupa el medio ambiente? ¿También piensas que el consumo responsable es la única salida? ¿Quieres ayudar al planeta pero no sabes cómo? Está demostrado que el cambio climático es un hecho, y ya no tenemos tiempo para mirar hacia otro lado.

Si estás aquí porque te quieres convertir en un consumidor responsable, ¡sigue leyendo!

En este artículo te quiero mostrar lo fácil y necesario que es convertirse en un aliado del medio ambiente. Cómo convertirte en un consumidor responsable y así ayudar a frenar la destrucción de los recursos de la Tierra.

Pero empecemos por lo básico, ¿qué es el consumo responsable? Y, ¿por qué digo que es el único camino hacia el futuro?

Consumo responsable

El consumo responsable una manera de consumir bienes y servicios teniendo en cuenta, no sólo el precio y la calidad del producto, sino también las características sociales y laborales del entorno de producción y las consecuencias medioambientales posteriores.

Entiendo que si estás leyendo este artículo, ya has dado el primer paso para convertirte en un consumidor responsable. Un consumidor que se cuestiona de dónde proceden los productos que compra, en qué condiciones y con qué procesos se han producido, y quién los ha fabricado.

Si la población mundial llegase a alcanzar los 9600 millones en 2050, se necesitaría el equivalente de casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual.

Datos de la ONU

Actualmente, la población mundial es de alrededor de 7.700 millones de personas.

población mundial proyectada

Desgraciadamente, el sistema de consumo actual está muy lejos de ser un consumo responsable y sostenible.

Por eso, la producción sostenible y el consumo responsable se han convertido en el objetivo número 12 de la ONU, para lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales de aquí a 2030.

Parece un objetivo inalcanzable, pero ¿y si te digo que es posible? ¿y si te digo que depende de ti?

¿Cuánto más puede durar el consumismo como estilo de vida?

El consumismo se instauró en los países más desarrollados a mediados del siglo XX. Y parece que vino para quedarse.

Los procesos de producción mejorados y la nueva publicidad convirtieron consumir lo necesario en consumir por consumir.

Nuestra  economía,  enormemente  productiva, exige que  hagamos  del  consumo  nuestro  estilo  de  vida, que  convirtamos el  comprar  y  utilizar bienes,  en auténticos rituales, que busquemos nuestra satisfacción espiritual, la satisfacción del ego en el consumir[…] necesitamos que  se  consuman  cosas,  se  quemen,  se  sustituyan, y se tiren, todo ello a un ritmo cada  vez más rápido.

Lebow, analista de mercado 1955

Cómo puedes ver, el analista de mercados Víctor Lebow ya explicaba el funcionamiento de una economía feroz hace más de 50 años. Desde entonces, el consumismo no ha hecho más que crecer.

¿Qué consecuencias tiene este alto ritmo de consumo?

Cuando pensamos en lo que consumimos también debemos pensar en cuánto cuesta producirlo, ya que cada producto tiene una larga historia detrás.

Debemos pensar en los recursos que han sido necesarios. Pero también tenemos que pensar en la cantidad de tierra que ha sido destinada a producir esos recursos y cuanta agua se ha tenido que destinar a regar esa tierra para que crezcan esos recursos.

Una vez los recursos están disponibles, empieza el proceso de producción. Normalmente, para muchos de los productos que consumimos, este proceso necesita grandes cantidades de agua, energía y, en algunos casos, químicos que rara vez son gestionados correctamente después de su uso. Lo que se traduce en contaminación de ríos, lagos y pozos, entre otros.

¿Seguimos?

La globalización y el desarrollo del transporte y sus infraestructuras han hecho que sea muy fácil y rápido el comercio de materias primas y productos. Esto supone que la mayoría de productos que consumimos se hayan fabricado a miles de km de distancia. Con la consecuencia de que dichos productos se tienen que transportar hasta su lugar de destino, ya sea en barco, en avión o por carretera, el transporte comercial emite CO2 que contribuye al efecto invernadero.

Y después, ¿dónde acaba todo eso que compramos, usamos y tiramos?

En los vertederos, en los océanos, en las playas y en los países más subdesarrollados.

contaminación plásticos
Myanmar

En el Planeta Azul escasea el agua

Es importante tener siempre en mente que aunque vivamos en el Planeta Azul sólo alrededor de 3% del agua del mundo es fresca, es decir potable.

El 2,5% de esa agua está congelada en los glaciares y los polos (los cuales se están derritiendo).

Eso nos deja con tan sólo el 0,5% de agua potable disponible para cubrir el resto de necesidades del ecosistema y de los humanos.

Además, la población sigue con una tendencia de crecimiento alta y los ríos se siguen contaminando (mayormente a causa de la industria textil). Eso significa que cada vez tendremos menos agua para más personas.

Más de 1000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable.

Datos de la ONU

Pensar antes de morder

La industria alimenticia es una de las más contaminantes del mundo junto a la minera y la textil.

Según datos de la ONU el sector de la alimentación representa alrededor del 30% del consumo total de energía en el mundo y un 22% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Y a pesar de que podría haber alimentos para toda la población si fuesen gestionados correctamente, la realidad es que todavía alrededor de 820 millones de personas pasan hambre (datos de 2018).

Si nos movemos al lado opuesto, nos encontramos con este otro dato de la ONU que nos dice que 2000 millones de personas en todo el mundo tienen sobrepeso o son obesas.

En los países desarrollados damos por hecho que podemos acceder a comida cuando queramos, pero eso no significa que no debamos valorarla y comprar sólo la que necesitemos.

Cada año, se calcula que un tercio de todos los alimentos producidos, equivalentes a 1300 millones de toneladas por valor de alrededor de 1000 millones de dólares, termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas, o se estropea debido a las malas prácticas del transporte y la cosecha.

Datos de la ONU

¿Te has planteado lo que comes? ¿Tu dieta es buena para ti? ¿Y para el planeta?

Está en nuestras manos escoger los productos que consumimos. Ver su procedencia, sus ingredientes. Evitar comprar comida envasada y optar siempre por el empaque más sostenible.

¿Qué puedes hacer tú?

Siempre he pensado que el consumidor es el que tiene el poder. Por mucha publicidad con la que nos bombardeen, todos tenemos poder de decisión y los medios para contrastar información.

Debemos aceptar nuestra responsabilidad y no culpar solamente a la industria y a las grandes multinacionales.

Está claro que la industria y las grandes empresas son las que pueden hacer un cambio más notable. Reorganizándose y moviéndose a un terreno más sostenible en cuanto a recursos y procesos de producción.

¡Pero no van a hacerlo si no se lo pedimos y si seguimos consumiendo sus productos sin más!

Aún así, pienso que cada uno de nosotros debe reflexionar y plantearse la huella ecológica que deja en el planeta.

Pregúntate de donde vienen los productos que compras y si realmente lo necesitas. ¿Hay alguna alternativa que no sea de plástico?

Cambiar nuestros hábitos de consumo y nuestro estilo de vida es el siguiente paso que debemos hacer todos para poder seguir disfrutando de la naturaleza y de lo que nos da.

Hay opciones y maneras para contribuir. La pregunta sería ¿estás realmente comprometido/a?

Piensa globalmente, actúa localmente

Hace mucho tiempo que me planteé todas estas cosas y aposté por un consumo responsable en lo máximo posible.

Una vez te das cuenta de la implicación que tienen todos nuestros actos en nuestro futuro y en el de todos los demás te replanteas si quieres seguir con el mismo estilo de vida u optar por uno más sostenible.

consumo responsable

Es mucho más fácil de lo que piensas. Pequeños detalles como cerrar el grifo mientras te estás lavando los dientes, reciclar, comprar menos pero mejor y que sea de proximidad.

Ayuda a la economía local, a los pequeños negocios, y más ahora en estos tiempos en los que todos necesitamos un poco de apoyo para seguir hacia adelante.

Comprando productos hechos a mano ayudas a pequeños comerciantes que elaboran sus productos con dedicación y cariño. Sus procesos de fabricación son menos contaminantes y mucho más sostenibles que los de las grandes industrias. Sus métodos tradicionales hacen que cada producto sea único y de gran calidad.

Tenemos que empezar a pensar a largo plazo.

Por tu bien y por el del planeta, apoya al artesano que tienes al lado.